Candidiasis vulvovaginal - Qué es y cómo prevenirla

La infección vaginal producida por hongos o micosis vaginal o candidiasis vulvovaginal es una causa común de vaginitis. Los especialistas estiman que tres de cada cuatro mujeres experimentarán al menos una vez en la vida una infección sintomática de este tipo, y que una de cada diez mujeres puede padecer infecciones repetidas y recurrentes (que aparecen de nuevo) de candidiasis vulvovaginal.

La levadura Candida albicans, un tipo de hongo, suele estar presente en pequeña proporción en el medio ambiente vaginal. Cuando su número se incrementa, este aumento es capaz de producir síntomas. El hecho de que esta levadura se halle normalmente presente en la vagina hace que no pueda ser considerada una enfermedad de transmisión sexual, ya que también se diagnostica en personas que no han mantenido relaciones sexuales de ningún tipo (niñas pequeñas, monjas, etc.).

Causas de la candidiasis vulvovaginal

Varios factores han sido asociados con el crecimiento de la población de Candida albicans, la levadura responsable de esta infección. Por ejemplo: Cambios hormonales relacionados con la menstruación, el embarazo y la diabetes no controlada. Empleo de anticonceptivos orales y de DIU (dispositivos intrauterinos). Administración de antibióticos y corticoides. Otros factores que parecen aumentar la predisposición de padecer una candidiasis vulvovaginal son las duchas intravaginales, el empleo de aerosoles perfumados para la higiene íntima y los antibióticos de aplicación local, así como vestir ropa interior ajustada, mal ventilada y de materiales sintéticos.

Síntomas de la candidiasis vulvovaginal

Los síntomas más frecuentes de la candidiasis vulvovaginal son picor, sensación de quemazón e irritación de la vagina. Son frecuentes la micción dolorosa y el dolor durante el coito. El aumento del flujo vaginal no siempre está presente y puede ser mínimo, pero es típica la secreción espesa, de color blanco grisáceo, que suele describirse «como el requesón», si bien varía en consistencia entre acuosa o muy espesa.

La mayoría de los compañeros sexuales de las mujeres con candidiasis vulvovaginal no experimenta ningún síntoma de infección. En algunos casos, si no se emplean condones, en el pene aparece una erupción transitoria y una sensación de quemazón tras el coito. En general, estos síntomas son autolimitados, es decir, que desaparecen por sí solos sin ningún tratamiento.

Diagnóstico de la candidiasis vulvovaginal

A causa de la escasez de signos y síntomas que están presente en la mayor parte de los casos, no siempre se puede diagnosticar la infección sólo por la historia de la paciente y la exploración ginecológica. El diagnóstico se realiza visualizando al microscopio las levaduras productoras de la infección presentes en la muestra de la secreción vaginal.

La investigación científica ha proporcionado un método rápido, fácil y fiable de diagnóstico para la candidiasis vulvovaginal que puede ser empleado en la propia consulta del médico. Asimismo, está prevista la futura comercialización de este método para el diagnóstico de esta infección a domicilio por la propia paciente, lo que facilitaría el empleo de la medicación antifúngica más apropiada.

Tratamiento de la candidiasis vulvovaginal

Existen numerosos fármacos antifúngicos para el tratamiento de la candidiasis vulvovaginal. Se puede optar por un tratamiento tópico, intravaginal local, a base de cremas, óvulos o comprimidos vaginales, en una sola dosis o para tratamiento de tres, seis, siete o diez días. Habitualmente se recomienda el empleo de antifúngicos derivados azólicos (clotrimazol, miconazol, tioconazol, terconazol, butoconazol), que son eficaces en nueve de cada diez mujeres tratadas.

Un inconveniente de estos medicamentos es que debilitan los condones de látex y los diafragmas, haciendo más fácil su rotura. Por ello, lo mejor es abstenerse de la práctica del sexo mientras dure el tratamiento, o emplear otros fármacos tras comentarlo con el médico o el farmacéutico.
No son recomendables los productos que se venden sin receta que contengan antihistamínicos o anestésicos locales puesto que enmascaran los síntomas y no tratan el problema infeccioso subyacente.

Es posible que las mujeres que tienen infecciones recurrentes o candidiasis vulvovaginal crónica necesiten tratamientos prolongados o periódicos con medicación tópica o por vía oral. Recientemente se han introducido fármacos antifúngicos, que se toman por vía oral, eficaces para el tratamiento de estas infecciones, pero suelen tener efectos secundarios generales (molestias digestivas, hepáticas), contraindicaciones en algunas situaciones (embarazo) o interaccionan con otros fármacos (anticonceptivos orales).